Kuervos, De La Luz

A las 20:40 el teatro Caupolicán estaba en un 90% de su capacidad.  Mientras observaba los accesos, me preguntaba para qué, un fanático de una banda, paga una entrada?  Puede ser que se deba a la gran voz del vocalista, o a la música, cautivadora; o a la historia que, con la banda, se ha vivido.  Son múltiples las razones, pero creo yo que es más por la cantidad de personas que están decididas a vivir una experiencia única, como lo es participar de un concierto de música.  A las 20:45 ya estaba todo lleno.

Lo vivido el día viernes en el Teatro Caupolicán, tiene mucho de todo esto.  Una banda que en los últimos 4 años ha tocado por todo Chile, colmando de personas cada uno de los lugares en donde se ha presentado, no tiene posibilidad alguna de desafiar la historia que va escribiendo.  Había expectación, ansiedad y mucha emoción.  Son poco más de 4 años también desde que, en este mismo recinto; los Kuervos, en medio del «deja vu» que tuvimos con el estallido social, lanzaban su álbum “Canto a lo brujo”.

Como siempre, la banda salió al escenario en conjunto.  Saludaron al público, recibiendo los aplausos y el cariño, para luego de unos segundos colgarse los instrumentos o posicionarse frente a ellos, según corresponda a cada uno e iniciar el show.

Desde el espacio entre reja del público y el escenario, estábamos varios esperando el inicio y las dos primeras canciones para hacer registros gráficos. Y empezó la guitarra de Pedro, dando los acordes de, para mi, un sorpresivo “El Brujo”, pues aun sabiendo que se tocarían temas de todos sus álbumes, pensé empezarían con un tema nuevo.  Pero la apuesta era cautivar, extasiar, abrazar, tomar de la mano a la audiencia y no volver a soltarla…  Y así fue, la noche comenzó con fuerza y una calidad interpretativa que va en aumento, con cada tocata.  Todos quedamos muy prendidos y conectados para lo que seguiría ocurriendo.

Creo que hay que destacar varios aspectos de este lanzamiento, y vamos a empezar a desglosarlos:

El acceso del público.  Ir a un concierto y no tener atochamientos y aglomeraciones innecesarios, son esenciales.  Hubo un acceso limpio, seguro y sin complicaciones de ningún tipo.  La prensa accedió fácil a la acreditación y nos pudimos mover con gran libertad.

Horario.  Empezar a la hora, es una costumbre muy importante y cumplirlo, es de  mucho respeto por los asistentes.  Aunque sea una obviedad, se destaca y agradece.

La puesta en escena. Los fondos del escenario, simplemente bellos.  Y ojo, aquí no hay ninguna grandilocuencia.  Se expone una imagen, de alta calidad, que le da un carácter a cada momento del show, pero son de un gusto y un diseño superior, a pesar de ser de mucha simpleza.  La disposición sobre el escenario, mantiene un orden en los músicos y uno ya tiene claro qué y quién estará en cada lugar.

El sonido.  En el teatro Caupolicán, en general el sonido es bueno, pero quiero destacar la calidad y fidelidad de cada instrumento.  En un deleite poner atención a cada uno y poder escucharlo.  Sin estridencias, a un muy buen volumen, se destacó un excelente trabajo del diseño acústico. Cualquier lugar del teatro, era un buen lugar para escuchar.

Los artistas invitados.  La idea de llevar al escenario a colegas de otras bandas, le dio un momento especial a esta noche.  Primero apareció Gerardo Elgueta de los Alectrofobia; luego le siguieron Abel y Camilo Zikavo de Plumas, para que finalmente apareciera Alain Johannes.  Con cada uno se interpretó uno de los temas del setlist, lo que dio a show un momento bien especial de ver.

Los músicos.  Sabemos la calidad interpretativa de cada uno de los integrantes de la banda, pero hay que destacar que siempre ha habido avances, que siempre han demostrado mucho profesionalismo, que no hay errores, que todos fluye de manera extraordinaria.

Es un gusto ver a Jorge Ortiz en la interpretación del charango, esa complicidad con la que desarrolla cada nota, es un placer de ver y escuchar.  Lo mismo cuando le corresponde tocar la flauta, quena o zampoña.  Tiene buena comunicación con el público, y se mueve por el escenario con gran soltura y alegría.

En el bajo, la profundidad del sonido en la banda, Diego Contreras ha experimentado una bonita evolución.  Su interpretación ha sido siempre sólida, se le ve suelto, disfrutando, sonando a gran altura, con gran cantidad de acordes que le dan a los temas un sonido muy especial y profundo.  Baja varias veces de su tarima, para tener más cercanía con el público, lo que es muy bien logrado.

La batería, tiene algo muy especial en Kuervos.  Gabriel Fierro tiene la capacidad de hacer lo difícil, muy fácil.  Tiene una multiplicidad de ritmos, redobles, cortes de tiempo, en fin; me hace recordar al Gabriel Parra de Los Jaivas por su gran repertorio, ninguno igual al otro.  Es un desafío intentar seguir sus golpes, sus rítmicas.  Son únicas.

El ingreso de Nicolás Quinteros a los teclados, le dio frescura a los sonidos.  Las atmósferas que logran sus melodías son muy bonitas.  Se escuchan muy bien y queda clara la experiencia con varias bandas, que lleva a cuesta.

Cuando uno habla de guitarristas, siempre recurre a hablar y dar como ejemplo a los clásicos.  Pedro Durán, debe ser uno de esos clásicos del presente para el futuro en nuestro país.  Sus acordes son una característica única, que le dan a los temas ese halo especial.  Tantos solos de guitarra que han marcado los temas de Kuervos, que son la esencia de la banda.  Un grande, un sonido que se ha ido afianzando cada vez más y mejor, y que suena más suelto y más bello.

En Chile, ha habido grandes vocalistas, cantantes.  Jaime Sepúlveda, debe ser el mejor del momento.  Una voz que es armoniosa, entonada, que tiene en los altos y bajos la prueba de un rango vocal que suena con un color mágico, que acaricia los oídos, que juega con tesitura, brillando siempre.  Da gusto verlo, encanta escucharlo. Su comunicación implícita con el público, además de las introducciones para algunos momentos, es directa. Tiene la capacidad para acercarse o alejarse, sin perder la atención de las personas. Gran front man, gran voz, gran intérprete. El mejor de este ciclo en Chile.

Hace 4 años escribí una nota como esta, en la que señalé que, para siempre, habían quedado resonando los acordes, la voces y la música de Kuervos del sur en el teatro Caupolicán, así como sonaron tantos y tantos artistas, durante tantos años de historia de este lugar.  Hoy, repito la idea, con la diferencia de que: “se hace costumbre, que quede en el registro del Teatro, el sonido de una de las bandas de rock más importantes de nuestro país”.  Ese viernes, sonaron:

  1. El brujo
  2. Bandido
  3. Ráfagas
  4. Caracol
  5. Rastros
  6. Todavía – Gerardo Elgueta
  7. El indio
  8. Caí del sol
  9. Los cometas
  10. Ascender
  11. La gruesa piel
  12. Hasta poder respirar – Abel y Camilo Zikavo de Plumas
  13. Médley acústico

                Las gaviotas

                La casa del mañana

                Luminoso

  1. Porvenir
  2. Solo de Jorge
  3. Cenizas
  4. Únete a mi ser
  5. Los Sentidos
  6. Regreso
  7. Endless eyes – Alain Johannes
  8. El árbol
  9. Enredadera
  10. De la luz

Del álbum, hablaremos en otro momento, pues habrá en La Estallido un programa especial para presentarlo.  Por ahora, nos quedamos con el sabor de un extraordinario show, el de una de las mejores bandas que ha pasado por este teatro.

… para qué, un fanático de una banda, paga una entrada?  Creo que la respuesta, es para ver cada una de las cosas que escribí ahora, en este Lanzamiento de “De la Luz” de Kuervos del Sur.